Una de las características que mejor define las sociedades contemporáneas es la multiculturalidad de las grandes metrópolis. No se trata de un fenómeno reciente. Los movimientos migratorios y las coincidencias idiomáticas en el espacio son una constante en la historia y, sin embargo, todavía no hemos dado con la clave para una correcta gestión que trate de optimizar esa multiculturalidad.
Pero es cierto que la globalización, las estructuras geopolíticas que genera y los niveles de interconexión que implica, hacen parecer paradójica la forma en que progresamos.
Esta realidad se traduce en las dos grandes líneas de acción que se plantean, tanto por parte de las organizaciones internacionales, como por parte de la academia y prácticamente todos los niveles de administraciones, desde municipios hasta organismos supranacionales, cuando nos enfrentamos a las peculiaridades que supone la convivencia de idiomas locales e idiomas inmigrantes:
- Potenciar el conocimiento de las lenguas minoritarias o inmigrantes por parte de la Administración y las sociedades receptoras.
- Potenciar el conocimiento de las lenguas del territorio por parte de las minorías idiomáticas y culturales.
Todo ello sabiendo que existe una evidenciada tendencia a nivel internacional a obviar las realidades idiomáticas en la agenda política, considerándolas más bien, bienes intangibles que han de ser preservados, celebrados y queridos (Climent-Ferrando, 2018).Llegeix més »