Las lenguas habladas por los pueblos indígenas de América están en peligro de desaparición y extinción, sustituidas por las lenguas española y portuguesa (y en Guyana, Surinam y Belize, también por el neerlandés, francés e inglés). En el mercado lingüístico tienen una posición más débil que la lengua oficial de cada país, consecuencia de la dominación y opresión colonial que sigue incluso después de las independencias hasta nuestros días, a pesar de algunas legislaciones (muchas veces no ejecutadas verdaderamente) a favor de las lenguas amerindias en los últimos decenios. Para terminar con este proceso de sustitución habría que —como se dice— “fortalecer” más estas lenguas amerindias y “darles prestigio”. Algunos lingüistas, sobre todo los orientados por ideas en la línea de las academias de lenguas, pensaron que tal fortalecimiento podía consistir en una intervención en la estructura de la lengua, es decir, estandarizarlas, lo que generalmente equivale a normativizarlas. Esta opinión fundada en una teoría reduccionista del lenguaje surgida al final de la Edad Media, que tuvo cierto éxito en Europa, puede, sin embargo, resultar contraproducente para lenguas en otras situaciones sociolingüísticas y glotopolíticas.
El artículo “Estandarización y revitalización de lenguas amerindias: funciones comunicativas e ideológicas, expectativas ilusorias y condiciones de la aceptación” (publicado en el último número de la Revista de Llengua i Dret, junio 2019) versa sobre la aceptación social de la estandarización por parte de los hablantes amerindios, ya que ésta (generalmente dada hoy día en los países “desarrollados” y excolonialistas) es controvertida por varias razones. Sería un error pensar que la transferencia de una medida inventada en y para una cierta formación social cumpliría automáticamente las mismas funciones y se insertaría de la misma forma en condiciones sociolingüísticas diferentes. Además, cabe recordar que en los países europeos la implementación y el uso general del estándar no se ha dado tampoco en pocos años, sino que fue reducida a estratos específicos (clase alta y media) de la sociedad y su uso general tardó siglos en generalizarse. Más, también ha sido un proceso controvertido. Y como resultado deseado o indeseado el estándar de todos modos —por su uso sociodiferencial— contribuye también a la distinción social y aun a la discriminación de las capas sociales que no lo dominan.Llegeix més »